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Cómo explicar un atentado a un niño

Después del atentado ocurrido el pasado jueves 17 de agosto en Barcelona, creemos que es importante que abordemos cómo puede afectar esta información a nuestros hijos, y sobre todo responder algunas de las dudas más habituales que nos surgen como padres en estos momentos:  ¿les explico que ha pasado? ¿Hasta dónde debo explicar? ¿Afectará a mi hijo en su día a día? “quizá es mejor no decirle nada…”.

Como padres deseamos evitar de todas las formas posibles el dolor a nuestros hijos, y protegerles de estas situaciones, sin embargo en algunos casos puede ser contraproducente.

Cuando ocurre un hecho de estas características, sobre todo los días posteriores, hay una sobreexposición de información e imágenes, que aunque intentemos evitar que llegue a nuestros hijos puede resultar complicado. No solo inunda portadas de periódicos  y revistas, horas y horas de informativos, o es el tema estrella de los programas de radio, sino que en la calle se respira la inquietud y el 95% de las conversaciones informales giran alrededor de este tema.  Ocultarles la información, por proteger las reacciones  y miedos normales en estas situaciones, es posible que les genere más dudas ya que escuchan cosas que quizá no comprenden.

Es aconsejable ofrecer a nuestros hijos la información adecuada, abordar sus dudas y poder acoger y sostener sus miedos. A continuación, os ofrecemos algunas pautas y recomendaciones que esperamos os resulten útiles. ¡Allá vamos!

  • Dejad que ellos sean los primeros en hablar. Saber si han escuchado algo que les ha llamado la atención estos últimos días o hacerles preguntas del tipo “¿Qué crees que ha pasado?”, “¿Qué foto te ha llamado la atención?”, “¿sabes dónde ha ocurrido?” e incluso si saben que es un atentado y porqué creen que ocurren, nos ayuda a saber que interpretaciones e ideas tiene el niño del hecho, y poder aplacar sus dudas y miedos de manera directa y clara.
  • Explicadles según su edad. Debemos adaptar nuestro discurso a la capacidad de entender que tienen nuestros hijos. Usad un lenguaje sencillo y fácil de comprender para los niños, evitando los tecnicismos.
  • Tratad, siempre que se pueda, de tranquilizar a vuestros hijos, haciéndoles ver que en nuestro país, por suerte, los atentados son infrecuentes y remarcar que siempre que nos ocurre algo hay muchas personas que están dispuestos a ayudarnos: policía, médicos, bomberos, etc. De esta forma potenciamos la sensación de protección y seguridad que en estas situaciones puede quedar vulnerada. 
  • Sed sinceros y honestos con las respuestas que les damos, pero también intentemos ser breves y concisos. No necesitan información técnica ni muy detallada, ya que podríamos alimentar sus dudas y sus miedos. 
  • Es importante que no hagáis promesas que no se pueden cumplir, del tipo “a nosotros nunca nos pasará algo así”.
  • Responded sólo a lo que os pregunten, pero responded a todas y cada una de las dudas que tengan. Si preguntan algo que no sabéis, simplemente les respondemos la verdad, “no lo sé”. 
  • Preguntad sobre sus emociones, de esta manera podéis identificar y gestionarlas. Las emociones más frecuentes en estas situaciones son el miedo y la tristeza, que podrían provocar diversas reacciones como pesadillas, miedos o rabietas. 
  • Quizá una de las preguntas más difíciles que debáis responder es el “porqué” ocurren estas cosas. Una buena respuesta puede ser que “nosotros tampoco lo entendemos, pero que nunca ninguna persona debería matar a otra”. 
  • Mostraros siempre dispuestos a responder a sus dudas, ya sea en ese momento o en los días siguientes, ya que pueden surgir nuevas preguntas o simplemente pueden necesitar compartir sus emociones con nosotros. Por eso es indispensable que sepan que estamos siempre DISPONIBLES para ellos.

Sabemos que esta conversación que planteamos no es agradable para ningún adulto, y mucho menos si va dirigida a un niño, pero el dolor y la pérdida forma parte del abanico infinito de emociones y hechos que vivimos los seres humanos, y que inevitablemente ellos sentirán en ciertos momentos de su vida.

Veamos este momento como una oportunidad de regalar a nuestros hijos dosis gigantescas de comprensión, amor y apoyo. Sin duda, éstos son los mejores ingredientes para las situaciones dolorosas de la vida.